Terrorista islámico se convierte a Jesucristo
Muchas veces lloré, ‘Alá, me quiere para matar cristianos, me quiere para matar judíos’. Planeamos un montón de cosas, cosas malas para el mundo cristiano, cosas crueles para el mundo judío. … Es por la gracia de Dios que estoy aquí”.
Así comienza el testimonio de Daniel Shayesteh, anteriormente un terrorista islámico y revolucionario iraní; ahora es un evangelista cristiano.
“Yo era un muchacho famoso”, recuerda Shayesteh.
“A la edad de 9 años, tuve la oportunidad de hacer los rituales islámicos y recitar el Corán”.
El papá de Shayesteh tenía dos mujeres la cuales le habían dado 12 hijos. Shayesteh fue escogido entre ellos para dedicarse a los estudios islámicos desde sus primeros años. La fama de Shayesteh lo llevó a una posición de poder entre los extremistas islámicos.
Con otros dos fundó Hezbolá, en sus primeros días como el ejército revolucionario en Irán. El ejército derrocó a Mohammed Reza Shah, el rey de Irán, en la Revolución Islámica de 1979, y Shayesteh se convirtió en un líder político que ayudó a establecer el imperio de la ley Sharia.
No pasó mucho tiempo, sin embargo, para que Shayesteh y otros revolucionarios que no estaban satisfechos con el ayatolá Khomeini, el hombre al que habían puesto para ser el poder del país y “líder supremo”.
Dios lo libró de la muerte sin conocerlo
Después que el colega de Shayesteh, Abolhassan Beni Sadr, fuera elegido presidente en 1980, las tensiones aumentaron, y en 1989 Khomeini utilizó su influencia con Hezbolá para dar un golpe militar al gobierno con la intención de matar al presidente.
El presidente Sadr y otros en su campo político fueron capaces de escapar del país con vida, pero Shayesteh no estaba entre ellos. Fue capturado y puesto en prisión, él lo describe como “un lugar doloroso, un lugar donde ruegas por morir”. Mientras estaba en una celda en el corredor de la muerte, esperando a ser ejecutado, Dios intervino providencialmente.
“Por la gracia de Jesús, escapé”, dice. “Aunque yo no le conocía, tenía un plan para mí”.
Fue un escape increíble y difícil para Shayesteh que llegó a Turquía, donde continuó para buscar un canal de influencia. Se matriculó en una universidad y obtuvo un doctorado en gestión internacional con una tesis sobre cómo las religiones, culturas y filosofías influyen en la actitud humana. A pesar de que él formuló esa tesis, las conclusiones a las que se vio obligada su mente lo sobresaltaron y lo inquietaron.
“Me quedé sorprendido y conmocionado, en ese estudio donde comparé todas las religiones y filosofías, pues vi que los valores del cristianismo son superiores en todos los aspectos”, explica.
Sin embargo, él se opuso a aceptar la evidencia pues había recibido un entrenamiento en el Islam demasiado radical.
Le habían enseñado que el cristianismo es la peor religión del mundo
“Me habían dicho hace 32 años que el cristianismo era la peor religión en el mundo”, dice.
“Desde niño siempre me habían enseñado que el Islam era lo mejor, sin ninguna lógica más profunda al respecto. Islam debe dominar el mundo, y hay que garantizar que la gente siga el islam. Si no lo hacen debemos amenazarlos y atacarlos a ellos a través del terrorismo. Esa fue mi forma de pensar. Eso es lo que todos los musulmanes radicales en el mundo piensan, y es por eso que están practicando el terrorismo”.
No fue la última vez que el Dios intervenía en su vida. Cuando Shayesteh invirtió dinero con un socio de negocios, el hombre escapó del país con su dinero.
“El hombre era musulmán, pero había cristianos que habían sido amigos de él”, dice. “Así que fui a la iglesia, sólo porque tenía la esperanza de encontrar una manera de recuperar mi dinero”.
Encontró al Dios cristiano
Los miembros de la Iglesia le dieron la bienvenida y se ofrecieron para tratar de ayudarlo a localizar al ladrón, por lo que Shayesteh siguió asistiendo a la iglesia con la intención de mantener una estrecha vigilancia sobre la búsqueda de su dinero desaparecido. En lugar de su dinero, él encontró algo que no estaba buscando: el Dios cristiano.
“Me sorprendió una vez más lo que estaba escuchando de los cristianos”, dice. “Por un lado, su definición de Dios era tan diferente. Él es personal y ha creado a los seres humanos para una relación con Él. El dios islámico es distante, y una relación con él no puede existir en absoluto”.
“Además, el Dios de los cristianos es la fuente de todo bien”, añade. “No hay una esencia de mal en Él. En todas las demás religiones, los dioses no son buenos porque se han refugiado en el mal y Satanás de alguna manera. En el Islam, el dios es el creador del bien y del mal, y tal dios corrompe el mundo”.
Como su encuentro con el Dios cristiano continuó, Shayesteh ya no podía evitar la verdad, y él ya no quería. Él aceptó a Cristo y descubrió que podía tener la libertad de su pasado, de un dios que le inculcó el mal en el mundo y de una religión que le dejó cortado de su Creador.
Él insiste en que los otros que se han perdido como él estaba, ya sean musulmanes o no, pueden encontrar la misma libertad sólo en el Dios cristiano.
“El verdadero Dios tiene una naturaleza en estado puro, y la naturaleza pura siempre crea pureza”, explica. “Así que podemos estar unidos con Dios. En esa relación, el pecado, la anarquía, el mal se anulan, y somos libres”.
Ahora, Shayesteh habla a los estudiantes universitarios, grupos cristianos y políticos acerca de la amenaza del Islam y el valor de la democracia y la libertad.
“Los extremistas musulmanes, los musulmanes comprometidos, quieren cambiar la cultura de las sociedades occidentales”, advierte. “La libertad y la democracia provienen de los valores cristianos y el Islam no puede promover o acariciar la democracia y la libertad”.
Aunque Shayesteh no puede viajar a la mayoría de los países musulmanes debido a las amenazas en su contra por los extremistas islámicos, él transmite sus enseñanzas para que sean accesibles a los musulmanes en el Medio Oriente en sus lenguas nativas. A través de su ministerio, Exodus from Darkness –Exodo de Oscuridad– miles de musulmanes se ha ganado para Cristo. Especialmente con el estado de los acontecimientos actuales en el Medio Oriente, muchos musulmanes están desilusionados con el Islam y preparados para el evangelio.
“Mucha gente en los países islámicos, especialmente los jóvenes musulmanes, se han agotado y están abrumados”, dice. “Están cansados. Ellos quieren refugiarse en la creencia pacífica. Pero si usted no tiene paz con Dios, usted no será capaz de tener paz con los demás, no importa cuanto lo desee. Por lo tanto, con el cristianismo, hay una puerta abierta para que nosotros toquemos los corazones de millones de musulmanes en todo el mundo”.
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